"Venezuela se está arreglando y si dices que no es porque odias a tu país"

«Venezuela se está arreglando y si dices que no es porque odias a tu país»

El nivel de agresividad y violencia que han alcanzado los mensajes de Twitter, Facebook e Instagram entre venezolanos en las últimas semanas es digno de análisis psicológico. Últimamente he leído tanto argumento opuesto a la lógica, y tanta vulgaridad junta, que llega un momento en el que el exceso de retórica de marca blanca ya no molesta, sino que aburre.

Por lo visto, son muchísimos quienes tienen la necesidad patológica de un debate interminable en el que dos extremos luchan de forma estéril y absurda por “tener la razón”. No importa el tema. No importa si saben o no de lo que están hablando. Lo importante es hablar con más volumen, más barbaridades y más hormonas desbordadas que los demás.

No puedo evitar imaginármelos, apretando los dientes y desafiando la elasticidad de sus fosas nasales; desperdiciando tiempo y creatividad en la furiosa tarea de encontrar el insulto más estridente y grotesco posible, mientras teclean hinchados de satisfacción porque, para ellos, restregar su verdad personal en la cara de otro es una cuestión de dignidad.

Ahora, como si no tuviésemos una cosa mejor en la que invertir el tiempo que nos queda de vida, hay gente empeñada en destruirse las huellas digitales contra las pantallas de sus móviles con tal de gritarle al mundo que “Venezuela se arregló”, lo cual no tendría nada de malo si no fuera porque lo plantean como una especie de triunfo de quienes se quedaron en el país sobre los que emigraron.

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Hay quienes están convencidos de que Venezuela se arregló porque hay dólares, Internet, bodegones, restaurantes y conciertos; y disfrutar de todo eso les está permitiendo vivir mejor y ser felices. Me parece maravilloso y lo aplaudo de pie. Sin embargo, también hay quien, desde lejos, cree que eso no significa vivir mejor ni es suficiente para ser feliz.

Por si fuera poco, entre unos y otros hay miles de opiniones intermedias… y por eso es absurdo tratar de determinar quien tiene razón en este tema. No se trata de un juicio donde los acusados deban recibir condena, ni de una competencia donde solo puede haber un ganador… ¿Acaso tenemos todos que ser iguales, pensar lo mismo o sentirnos de la misma forma con respecto a algo?

Esa teoría de que los venezolanos que emigramos menospreciamos a los que se quedaron… es tan psicótica y perturbada como imaginar que alguien que se quedó pueda encontrar satisfacción en el fracaso del que se fue… ¿Estamos locos o qué?

Personalmente, no quiero que Venezuela vuelva a ser “como antes”. No quiero que las tragedias cotidianas se arrastren con una escoba y se escondan bajo una alfombra carísima. Mi deseo es una Venezuela renacida, sin los males crónicos que padece desde hace demasiadas décadas, para que así todos los venezolanos (los que se fueron y los que se quedaron) podamos estar mejor.



Para mí, un país “arreglado” garantiza la seguridad personal y jurídica de todos sus habitantes, garantiza servicios públicos eficientes, garantiza hospitales públicos que funcionan, garantiza una educación de calidad que promueva el respeto y la honestidad como valores fundamentales de la sociedad. Garantiza, en cualquier ámbito, la dignidad de todos y no solo de un grupito privilegiado.

Ahora, ¿qué tan retorcida tiene que ser la interpretación que alguien haga de mis palabras para “entender” de ellas cosas como: a) que no quiero que Venezuela esté mejor, b) que estoy hablando mal de mi país; o c) que me genera envidia no haber asistido en Semana Santa a un festival playero en Puerto Cabello? [inserte GIF o emoticono con gesto de “¿WTF?” aquí].

No conozco al primer emigrante venezolano mentalmente saludable que no desee que la situación de su país mejore. La gran mayoría seguimos teniendo familiares, amigos y recuerdos allá, así que nos proporcionaría muchísima tranquilidad que nuestra gente pudiera tener un respiro, que pudiéramos ir a visitarles o que algún día fuese posible llevar a nuestros hijos.

Me parece increíble que alguien pueda creer que los venezolanos en el extranjero “no soportamos la idea de que Venezuela se pueda arreglar”. Quizás algunos, incluso, nos imaginan frotándonos las manos por las noches al eco de una macabra carcajada que resuena “Buajajajaja” entre truenos y relámpagos, cada vez que leemos noticias negativas que perjudican a la gente dentro del país. Y no, no es un chiste. Es algo muy lamentable. Si tú eres uno de ellos, reflexiona. Piénsalo mejor y busca ayuda.

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