Ella es, en una palabra, «divina». Su espectacular tesitura vocal impacta incluso más que su abrumadora sensualidad y ese terciopelo del que parece estar hecha. Es vibrante, talentosa y tan llena de luz que podría haber sido tallada por el mismísimo Febo. Su nombre es Alessia Desogus. De su natal Sácer (Italia) salió en busca de un tren de recorrido infinito; y yo me siento afortunada por haber tenido la oportunidad de coincidir con su talento, al menos por una noche, en uno de sus andenes.
En Madrid presentó su espectáculo «Casi en Blanco y Negro», una combinación exquisita de teatro y cabaret que atrapa miradas, seduce oídos y emociona corazones desde la primera canción. Inspirada en los café-concert de la Belle Époque francesa, esta Jessica Rabbit mediterránea por momentos me recordaba a la inmortal Amy Winehouse; poderosa y profunda.
De la mano de Alessia es posible evocar las imágenes de Joséphine Baker que salpican el imaginario colectivo, y su evolución artística (del vodevil al charlestón) en plena Ciudad de la Luz; antes de sumarse a la resistencia francesa durante la guerra. Así, es fácil imaginar un paseo de noche por el río Sena, contemplando las luces de la tour de 300 mètres, mientras hipnotiza con «J’ai deux amours».
Su propuesta artística es fascinante. Mucho antes de que Nasty Tales versionara «Come on-a my house» para las conejitas de Playboy en The Girls Next Door; la cantante estadounidense Rosemary Clooney hacía delicias con el tema en 1951. Pero si de versiones se trata, hay que seguir hablando de Desogus, quien además es capaz de tender un puente lleno de picardía entre la canción y la del músico italiano Paolo Conte, «Via con me» (chips, chips, du-du-du-du-du…)
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Italiana como es, pone pasión en todo lo que interpreta, como el tema «Con una rosa» de su compatriota Vinicio Capossela; o «Brava», popularizada por Mina Mazzni. Incluso el «Mambo Italiano» de Bob Merrill, que llenó de voz Rosemary Clooney, tuvo un lugar especial durante una noche preñada de devota pasión por la estética de ayer, la bohemia estimulada y las caderas ondulantes.
Envuelta en un corset de ébano, se dejaba abrazar por ese sonido que salía del clarinete y caminaba arrogante y orgulloso por la herradura de la sala; mientras el contrabajo ponía en sincronía latidos y pensamientos. Las melodías enamoradas que interpretaba con gracia, elegancia y la compleja capacidad de hacer suya cada palabra (incluso de un idioma a otro); desataban una perfidia de estimulante desenfado.
De Billie Holiday a Édith Piaf; Alessia ofrece un viaje femenino que va, desde la dominatrix de látigo en mano, hasta la sufrida enamorada del cine mudo. Su voz es estimulante, fuerte, intensa y te abraza en medio de la tormenta que desata su capacidad histriónica, y el personaje que interpreta: una chanteuse diva y temperamental, sin barreras de tiempo y espacio, capaz de ponernos exactamente como quiere: con todos los sentidos puestos en lo que hace sobre el escenario.
Latinoamérica no resultó ajena a la gala de Desogus. Los asistentes al espectáculo (con quienes interactuó permanente); cantaban emocionados y entre suspiros «Mira que eres linda», el famoso tema del compositor cubano Julio Brito que en España inmortalizó Antonio Machin.
El concierto, que también estuvo cargado de humor e ironía; terminó entre aplausos para Alessia y su trío de compañeros musicales: Arturo Cid, Juan Sánchez y Héctor Oliveira. Yo, que no soy de discos físicos, salí corriendo a comprar uno y (después de pelear con dos bolígrafos sin tinta) logré que me lo firmara. Desde entonces me considero su fan, porque su arte es capaz de servir, en una sola copa de sofisticado champagne, el profundo significado de la investigación musical histórica, la seducción glamorosa de las mujeres seguras y las emociones felices.
Resulta sencillo disfrutar el trabajo de Alessia e imaginarla en una pintura de Béraud. Su cabaret-burlesque, con un sutil toque de clown, es un viaje en el tiempo sobre las teclas del piano hasta un pasado casi en blanco y negro, que se va llenando con las lucecitas de colores de una ciudad que no duerme, mientras el tren sigue buscando destino.
NOTA:
Si están en Madrid no se pueden perder la última función de su show este domingo 18 de diciembre en la sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez, en el Centro Cultural de la Villa. Les garantizo que es un espectáculo absolutamente delicioso. En este enlace, parte de su presentación en el Festival de Jazz de Granada en 2013.
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